S.L.o.u.t.p.p.a - 2ª parte o como hacer un culebrón entre todos

S.L.o.u.t.p.p.a= Santa Lluvia o una tarde pasada por agua. La verdad es que vuestros comentarios a la historia son lo mejor y no quería perderlos, así que he decidido que esta historia tenía que seguir. Nunca he tenido una cita a ciegas ni sé exactamente como se queda con un hombre por Internet y mucho menos para "enrollarse", pero algo saldrá. Prometo llegar a la tarde de sol si me seguís ayudando. Vale?????

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A los dos días, sin haber tenido noticias de él, lo más comentado entre mis amigos era la “cita a ciegas” fallida. 

Aspective me llamó para decirme que se había puesto en el lugar de él y que imaginaba que había sido una buena idea llamarle dándole una explicación para que no se quedara “hecho polvo”.

Me dijo también que lo veía desde el punto de vista del que espera, que lo sabía de muy “buena tinta”. Estaba convencido que mi acompañante habría pasado un mal rato pensando si le habría visto y no me había gustado, si no cumpliría con mis expectativas y, por supuesto que tenía que volver a quedar con él. Seguro que estaría dispuestísimo.

Eso sí, yo creo que me dio tralla comparándome con un tsunami. Hombre, no estaba para portada de “Interviú” pero un tsunami??? Ainssss, este Aspective es adorable y se le perdona todo sin embargo esta, antes o después, se la devuelvo, vaaaaaaamos que se la devuelvo.

Al día siguiente, me llamó Esteban para preguntarme como había ido la “cita a ciegas”. Puffff, se lo conté y me notó tan alicaída que decidió contarme un chiste (Esteban tiene un “sexto sentido” para intentar animarme en los peores momentos, jeje). Iba de un restaurante que me gusta mucho en Madrid, La Nicolasa, y, en el que pensé, en algún momento, para llevar a mi “cita a ciegas” a cenar.

No, no os voy a dejar sin chiste. Era algo así como que unos bilbaínos fueron a comer a “La Nicolasa” pero el que hay en Bilbao, y pidieron, con la habitual chulería bilbaína, “agua de Bilbao”, o sea, champán. Cuando pidieron la cuenta, salió la dueña y les dijo que no se debía nada. Ellos se quedaron ojipláticos y preguntaron el motivo ya que se habían metido p’al cuerpo 5 botellas. La dueña del restaurante, más chula que todos ellos juntos les contestó que: en su casa, el agua no se cobraba.

No me preguntéis porqué pero me partía de la risa!! No sé si es la forma de contarlo o que necesitaba reír pero me salieron desde las entrañas unas carcajadas monumentales.

Evidentemente también era partidario de que intentara quedar de nuevo aunque dado el tiempo que hacía y la ola de frío siberiano que se aproximaba, no estaba yo por la labor.

No había sido capaz de llegar en condiciones con lluvia, con nieve no quiero ni pensarlo.

Cuando colgué seguía dándole vueltas a la dichosa “cita a ciegas” pero tenía que descartarlo. A una primera cita con botas “apreski”??? Ni por asomo vamos!! Ni por temprano que se levante!!! Además seguro que acababa resbalando y cayendo en postura “Cutre-Nureyev”. De eso nada!!!. Ya me había roto el cóccix una vez y no estaba por la labor de que sucediera otra vez.

A última hora de la tarde me llamó Naida para preguntarme igualmente y le conté (ya llevaba “nosecuantas” veces) el desastre de mi “cita a ciegas”. Me dijo que a ella se le pone el pelo fatal con la humedad y que me entendía. Le angustió un poco todo el “desaguisado” y la cadena de infortunios aunque opina que esto, con una buena tarde de sol, lo arreglo yo rápidamente. Me ha dicho por activa y por pasiva, que no me haga de rogar, que le tengo que contar la que se supone será mi “cita a ciegas” con sol. Le he prometido que lo haré pero sigo viendo la tele y viene la odiosa ola de frío.

Después del telediario me ha llamado él. No quería desilusionarle pero en vista de la meteorología, he decidido taparme la nariz con la mano izquierda para que se notara mi voz fatal.

Qué cielo!!! Me ha dicho que no le importaba esperar, que lo primero es lo primero y que habrá tiempo. También quería saber si no me importa que me llame por teléfono, dice que así al menos vamos “rompiendo el hielo” (hasta ahora lo del teléfono fue solo por si surgía un imprevisto el día de la “cita a ciegas”). Me ha halagado su petición y he estado a punto de quitarme la mano de la nariz y gritar como una colegiala. Que voz tieneeeee!!!!!!!! Es que acaricia sólo escuchándole, pero hay que “endurecerse”, no vaya a pensar que salto sobre él y no dejo ni las raspas.

Ayyyyy, se me olvidaba. Le pregunté el nombre. Sabéis como se llama??? Porqué mira que tenía gracia que no supiéramos como nos llamábamos. Es lo que tienen estas “citas a ciegas” a través de Internet. Tú conoces muchas cosas de las que él escribe, de las que le contestan, que vive en mi misma ciudad, que tiene una edad similar pero firma con un nick.

Cuando yo le llamé, no le di tiempo a nada con un “hola, soy yo, siento no haber llegado a la cita ni haberte avisado”, quedaba claro quién le llamaba. Cuando él me ha llamado ahora, me ha saludado diciéndome algo muy parecido: “hola, soy yo y quería saber cómo sigues de tu enfriamiento”. Era de “cajón de madera” que no le iba a decir pues muy bien “Nightshade”. Así que he aprovechado para decir, así, como “al desgaire”: por cierto, cómo te llamas? 

Antes de que le diera tiempo a contestarme he visto que tenía una llamada en espera de Pedro…. He tenido que cortar, prometiéndole que le llamaba enseguida, en cuantito acabara de charlar “con mi madre” (no era el momento de contarle que Pedro era un bloggero amigo que también estaba al quite para que le contara la historia de mi cita a ciegas). Además la nariz me dolía horrorosamente de tenerla pinzada para fingir el constipado y necesitaba respirar normalmente.

Pedro me ha dicho que estaba intrigado y después de un pormenorizado relato, en el que se ha reído y hasta diría que se ha emocionado, me ha pegado un cante de cuidado!!!! Que cómo le puedo dejar a medias!!!!!! A ver, he tratado de explicarle que “necesito curarme el resfriado” ese que no tengo, pero él, erre que erre, que si hacía sol, que podía haber quedado, que tengo que continuar la historia, y no sé cuantas cosas más. Le he dicho que estaba hablando con él cuando me ha llamado y que le he cortado para contestarle. Diosssssss!!!! Qué sofrión me ha caído encima!!!!! También he prometido tenerle al tanto.

Así que he encendido un cigarro, me he puesto una copa de vino blanco y me he tomado un par de minutos antes de llamarle.

Ni un solo tono de llamada cuando he oído al otro lado del teléfono: Gonzalo, me llamo Gonzalo.

Continuará…………….