lunes, 11 de agosto de 2008

Jávea


A los veinte días de nacer, vine por primera vez. De esto hace 50 años y sigo enamorada de Jávea.

Pasé, paso y pasaré días memorables aqui. No dudo que haya habido momentos malos pero no los recuerdo, es lo que tiene este lugar, consigue que su "magia" impregne todos los segundos que me encuentro aqui.

Adoro levantarme temprano y caminar hasta el puerto, como un kilómetro y medio, y, junto al mar, tomarme un café cuando la gente empieza a "moverse". Empaparme del sosiego y la paz que me transmite este mar, al lado de este pequeño puerto. Un café, un zumo y una tostada al lado de este Mediterráneo que, a tantos como a mi, proporciona momentos de felicidad sólo observándolo. Y eso hago, mirarlo, atraparlo en mi retina para atesorarlo en mi cabeza, en el compartimento estanco de mi cerebro llamado "paz".

No me gustan las playas, ni tan siquiera la de Jávea, por ello tiene un valor añadido. La playa es muy pequeña pero una costa escarpada a ras del agua, fantástica, al menos para mí, me permite acceder a mar, practicamente abierto, y disfrutar del baño.

Aprendí a nadar, a bucear, a jugar, a trastear en este mar. Mi primer baño en el rayo de luna. He visto desde el agua la lluvia de Perseidas, pidiendo deseos que ni tan siquiera recuerdo si se cumplieron. No importa. Aqui nació mi pasión por la natación que luego me llevó a dedicarme a ello durante unos años.

Podría escribir cientos de páginas sobre este puerto costero, ya que el pueblo está a unos kilómetros del mar pero me quedo con eso, con ese café diario al lado del mar.

1 comentario:

Jazmín Lobo dijo...

¡Qué envidia me das guapa! y yo sin poder salir. bueno, la verdad que si he salido pero se hace incómodo con el peque con la pata tiesa :)

Espero que siga así de estupendo tu viaje.

Muchos besos y más besos para las dos.