Hola Montse. Gracias por venir y perdona las prisas. Es que, verás, quería enseñarte una cosa. ¿Tomas algo?... Ten.
Bueno, te pongo en antecedentes. Esto fue ayer domingo, por la mañana. Me dirigía a trabajar en una plaza del centro en la que todos los festivos se celebra un mercadillo. Esta vez el encargo era de una revista y menos mal que me había llegado, porque estamos a fin de mes y estoy pegado.
Vale voy al grano…En fin, que el encargo era de una revista pseudo esotérica, y querían que fotografiara la plaza porque, según me explicaron, en ella se aparece, a veces, los días de mercado, un espectro que sólo se puede ver a través de las fotos.
Si, sí, ya sé, no te rías por favor. A mi también el trabajo me pareció una imbecilidad, pero si ellos pagan, yo lo hacía. No están los tiempos para andarse con tonterías. Bueno la historia, o leyenda, o lo que sea, según me contaron, dice que el espectro es de un varón, mayor, que hace tiempo vendía un poco de todo en ese mercadillo; y falleció, al parecer de muerte natural. Desde entonces se le puede ver, de vez en cuando y únicamente a través de las fotos, con mirada triste, y como infinitamente cansado, al lado de alguno de estos puestos. Y justo después, cuentan, fallece alguien relacionado con ese puesto.
Vale, que sí, pero es una leyenda, que no lo digo yo. Ya me sentí como un tonto tirando fotos a mansalva a…a la nada. No sabía dónde apuntar, pero hice, al menos doscientas fotos, ellos pagan. El caso es que cuando llegué a casa y descargué la cámara en el ordenador, apareció este tío que, te juro, no estaba allí cuando hice la foto. Mira… ¿Verdad que es curioso? Coincide con la descripción, pero lo inquietante, lo que más me ha intrigado es que esta vez no está al lado de ningún puesto. Parece que está tranquilamente sentado en un banco con la mirada perdida… Pero… verás, fíjate, amplía la foto…
¿Ves? ¡Me está mirando a mí!
No hay comentarios:
Publicar un comentario